La vi
pasear por el bosque, observaba todo a su alrededor, miraba los niños
correr por la calle, pero no se acercaba a ellos, era preciosa, alta,
tenia pelo negro largo rizado cayendo como una cascada por su
espalda. Era hora de atacar, entonces antes de poder tan siquiera
moverme estaba encima de mi inmovilizandome, tenia los ojos grandes
de un verde turquesa que penetraba en mi interior, tenia que ser
ella, sus labios rosados pedían a gritos ser besados, pero no debia
moverme, si hacia algo que no debía, todo podría terminar en un
terrible desastre.
-Suéltame
monstruo- Le espete sin pensar antes de hablar, aun que en realidad
para mi no era un monstruo si no algo mucho mas interesante y
atractivo.
-¿De
verdad te parezco un monstruo?- Contesto visiblemente afectada
-Eres
una de esas criaturas que matan solo por diversión.- Conteste.
Pero
seré imbécil si ya se que es ella ¿por que la trato así?, me
regañe para mi mismo, te comportas así porque te gusta, me espeto
mi subconsciente dejándome sin argumentos.
-¿Me has visto matar a alguien?¿Te he hecho yo algún daño a ti?- Siguió diciéndome mostrando mas su dolor.
-No-No tenia argumentos. Sus ojos me transportaban a otros lugares.
-En algún caso eres tu el que me ha atacado y yo lo único que he hecho ha sido desarmarte e inmovilizarte.
-Si pero tu...- Me quede pensando que debía seguir a esas tres palabras
-No te confundas, no soy ningún ángel pero tampoco soy un demonio, tan solo soy Samantha, soy inmortal es verdad, pero sobrevivo sin matar a nadie.
-Lo, lo... siento- Dije y note que aflojaba la sujeción sobre mi.-Soy Joseph, siento haberte atacado.
-Encantada, ¿me puedes explicar por que hueles diferente a otros humanos? Tu olor es … ¡¡¡No eres del todo humano!!! ¿que eres?
-¿Me has visto matar a alguien?¿Te he hecho yo algún daño a ti?- Siguió diciéndome mostrando mas su dolor.
-No-No tenia argumentos. Sus ojos me transportaban a otros lugares.
-En algún caso eres tu el que me ha atacado y yo lo único que he hecho ha sido desarmarte e inmovilizarte.
-Si pero tu...- Me quede pensando que debía seguir a esas tres palabras
-No te confundas, no soy ningún ángel pero tampoco soy un demonio, tan solo soy Samantha, soy inmortal es verdad, pero sobrevivo sin matar a nadie.
-Lo, lo... siento- Dije y note que aflojaba la sujeción sobre mi.-Soy Joseph, siento haberte atacado.
-Encantada, ¿me puedes explicar por que hueles diferente a otros humanos? Tu olor es … ¡¡¡No eres del todo humano!!! ¿que eres?
Mierda
me había descubierto, y aun no podía mostrarle la realidad hasta
que estuviese preparada.
En
ese momento paso algo que no esperaba y por la reacción de Samantha
ella tampoco lo esperaba. Acababa de llegar Dimitri uno de los
Vampiros mas sádicos de la historia, el tenia mucho que ver con la
vida de Samantha aunque según tenia entendido ella no lo sabia,
tuvieron un enfrentamiento verbal que me tenia a mi como tema
principal. Ella se giro con los ojos anegados de lagrimas sin
derramar.
Lo
siento me dijo moviendo los labios y entonces supe lo que iba a
suceder, asentí dándole a entender así que no huiría que permitía
que me mordiese. Mientras me mordía, tuve que cerrar los ojos para
no caer, me deje llevar por su deseo y su sed de mi, entonces empece
a recibir imágenes, de bosques, cascadas y otros paisajes, y termine
por relajarme del todo. Ese era su don hacer que las personas que
temen, o sufren se sientan mejor, esa era su labor en esta vida antes
de terminar convertida en vampiro.
Samantha
no sabia su historia, y yo no era el indicado para contársela en ese
momento. Entonces haciendo acopio de voluntad se separo de mi y me
tendió en el frió suelo para que no cayera, mi cuerpo estaba frió
necesitaba sus labios sobre mi, aunque muriera en ese momento. La
luna estaba roja por el derramamiento de mi sangre y es que había
algo que Samantha no sabia. Estábamos predestinados a estar juntos.
Dimitri había desaparecido pero mi tranquilidad terminaría muy
pronto. Al levantarme desplegué mis alas, era hora de enseñarle una
cosa. Le tendí la mano para que me acompañase.
-Siento
haberte hecho esto.-Dijo con la mirada perdida en el horizonte
-No
lo sientes.- dije mientras recordaba la dulce sensación de sus
labios en mi piel.
-¿Por
que me siento atraída hacia ti?-Dijo fijando los ojos en mi.
-Porque
no eres tan diferente a mi.
-No
lo entiendo, ¿me lo puedes explicar?
-No.
Lo descubrirás a su debido tiempo.
”¿Por
que sera tan preguntona?” pensé
-¡Ja!
¿ A su debido tiempo?¿ Pero tu sabes la edad que tengo?- Dijo
arqueando una ceja, cosa que me parecía encantadora.
-Si
246 años y dentro de justamente 26 días cumplirás 247.-Era hora
que supiera que se quien es.
-¿Por
que me atacaste?
-Debía
saber si de verdad eras quien yo buscaba, solo tu eres capaz de
derrotarme.
-¿Por
que esta la luna roja?
Levante
el vuelo, arrastrándola junto a mi, y le conté la leyenda.
“Cuenta
una antigua leyenda que cuando los ángeles lloran, cae una estrella
del cielo, dejando así huérfano el cielo.
Cuando
nace el fruto del amor entre ángeles, nace una constelación.
Cuando
el fruto del amor es entre ángeles y humanos nacen los elegidos,
aquellos que se levantaran en el momento preciso para continuar
manteniendo la balanza.”
-El
problema es que el mal esta intentando que los elegidos se unan a su
bando y así podría hacer que la balanza se inclinara a su favor,
hundiendo así el mundo en una oscuridad absoluta llena de odio y
destrucción.-Le seguí explicando
-¿Y
eso como lo van a hacer? ¿No dice que solo estamos para mantener la
balanza?
-Lo
que hacen es engendrar ellos mismos a humanas y luego utilizar a sus
hijos, pero ello conlleva una espera muy larga así que han decidido
usar otras técnicas. Tu eras una de sus elegidas, algo que yo no
puedo permitir.-Era muy difícil decirle las cosas sin contarle aun
nada.
-¿Por
que?
-No,
puedo contártelo aun, pero debes confiar en mi.- Solo hacia que
preguntar deseaba decirle todo y que ella decidiera pero aun no podía
y eso me desesperaba.
-Me
dices que confié en ti, pero no me cuentas nada. ¿Por que debería
hacerlo?
-Por
que yo confié en ti y deje que bebieras de mi.-Dije de forma
tajante.
-¿Por
que la luna es roja?- Repitió de nuevo con un soplido de frustración
-La
luna es roja por nosotros y nuestros corazones.
-¿Como?
-Cuando
un elegido derrama sangre a manos de su alma gemela la luna cambia de
color y si la vida del elegido se agota, la luna desaparece del
firmamento dejando el cielo teñido de una total oscuridad.
Justo
en ese momento comencé a descender.
-¡NO,
No, no! ¿Que hacemos aquí?
-¿Lo
reconoces?
-Por
supuesto es donde vivía antes de que me convirtieran.
-¿Quien
te convirtió? ¿Que sucedió?
-No
recuerdo nada de entonces. Escuche un ruido y luego desperté días
mas tarde, mis padres habían muerto desangrados, yo estaba encerrada
en el sótano junto a ellos, en la puerta había una nota que decía:
“Bienvenida
al mundo de las tinieblas no salgas en las horas del día o morirás
quemada.
Tu
padre creador”
-Pensé
que yo los había matado en algún momento de locura que no
recordaba.
-Maldito
cabrón. Samantha, tu no mataste a tus padres fue tu creador, quería
que te volvieras como el, tu eres medio ángel, tu madre era humana
pero tu padre era uno de los vigilantes que se convirtió en ángel
caído por haberse enamorado de una humana. Por eso mismo tu tienes
un don y por eso mismo Dimitri mato a tus padres y te convirtió en
Vampiro para que formaras parte del mal.
Me
vi transportado a los pensamientos de Samantha. Estaba llorando
abrazada a sus padres, levanto la cabeza hacia el techo y soltó un
grito tan lleno de dolor que rompió los cristales de la casa, la vi
huir en cuanto anocheció. Mas tarde me vi observándola pasear por
París, vi como llegaba Dimitri con cara de no haber roto un plato en
su vida. Engaño fácilmente a la inocente Samantha, la enseño a
cazar, alimentarse, pero por suerte también a luchar lo que mas
tarde le ayudaría. Vi cuando se conocieron ella y Clarissa, la
magnifica bruja que consigo ayudarla a superar su sed. Era hora de
cortar con esos pensamientos que solo la hacían sufrir.
-¿Que
piensas?-Le dije suavemente
-En
todo lo que ha pasado desde entonces.
-Tranquila
no tienes que contarme nada lo se casi todo de ti, conozco a
Clarissa.
-¿Como
que la conoces? Desapareció hace 100 años.
-¿Segura?-Necesitaba
saber que mas sabia ella.
-Claro
que estoy segura yo estaba allí.
Esta
vez ella me dio la mano y me transporto voluntariamente a sus
recuerdos. Vi la isla La Digue, como se bañaban ella y Clarissa, la
lucha con Dimitri, vi como dejo a Samantha medio muerta por la
perdida se sangre sobre el suelo de la playa y como se llevaban a
Clarissa. Lo que había pasado después con Clarissa lo sabia muy
bien.
Vi
como Samantha nos devolvía al presente, cayendo de rodillas mientras
manchaba su ropa de lagrimas, me arrodille a su lado, no la podía
ver así, me rompía el alma, la abrace y acunándola en mis brazos
intente que respirara para poder explicarle mas cosas.
-Samantha
respira por favor, debes escucharme, tan solo respira y presta
atención. Clarissa esta viva, no es la misma pero fue rescatada
antes de morir, esta en nuestra base bajo vigilancia. Dimitri no
puede saber que ella vive, ya que es una gran arma.-Le dije
-¿Una
gran arma?
-Si,
para los vigilantes y para nosotros.
-¿Los
vigilantes?
-Los
vigilantes son ángeles que están el la tierra para velar los sueños
de los mortales y su vida son como los mortales les llaman los
ángeles de la guarda, tu padre era uno de los mejores hasta que se
enamoro de tu madre. Al hacerlo lo desterraron y se convirtió en un
ángel caído.
-¿Tu
padre también es un ángel caído?
-No.
Es mi madre. Ahora los ángeles caídos y sus hijos como nosotros nos
estamos reuniendo para impedir que el mal se haga mas fuerte.
Me
miro fijamente y ya no pude evitarlo mas, la cogí de la cara y
acercándola a mi, la bese primero despacio con temor a que me
rechazase pero luego la pasión se apodero de nosotros. Nos separamos
el uno del otro sin casi respiración. La volví a mirar y en ese
momento un ruido sordo sonó en el interior de la casa.
-¿Que
a sido eso?
-No
lo se, vamos a verlo. Mi casa debería estar deshabitada.
-Ponte
detrás de mi.
-Jajaja
¿que me quede detrás de ti? Joseph soy una vampira.
Nos
acercamos juntos a la puerta y entonces se abrió
En
el umbral de la puerta había un hombre de unos 57 años, robusto,
pelo negro, largo y liso recogido en una coleta y ojos tan azules
como el mar.
-¿Gabriel?-solo
se le reconocía por los ojos
-Hola
Joseph.
-¿Que
haces aquí, que te ha pasado? has envejecido
Dije
entrando en la casa. Entonces cerro la puerta con llave y fue cuando
la vi. Eva llevaba arco cargado y el carcaj a la espalda, venia a
matarlos sus flechas eran de oro, plata y madera así podría
matarnos a los 3, Eva era una vigilante, o eso creíamos ademas era
la pareja de Gabriel, pero en este momento descubríamos que también
era una cazadora de impuros o así era como querían que les llamasen
era un ángel cazador, que pertenecía a la secta de los puros. Esa
secta pensaban que los elegidos nos volveríamos en contra del cielo
traicionando así a nuestro dios debido a la impureza de nuestra
sangre era mas fácil tentarnos y transformarnos.
Tanto
a los elegidos como a los vigilantes, la plata nos quitaba la
inmortalidad, la madera nos hacia envejecer y el oro nos mataba, por
lo que podía ver en los ojos de Gabriel, tan solo era una marioneta
de Eva, al cual ya le había arrebatado su juventud y también su
inmortalidad, entonces todo sucedió muy rápido, vi que apuntaba a
Samantha con su arco y al mismo tiempo que vi que soltaba la cuerda
de este, me cubrí a Samantha haciéndola caer al suelo.
Abrí
los ojos pesadamente, y lo vi todo Gabriel se había puesto en el
camino de la flecha, Eva no había tirado una sola si no tres a la
vez, ¿pero donde estaba? Sabia que nosotros estábamos vivos. Cuando
intente levantarme alguien quito el cuerpo de Gabriel de encima de
mi, llevaba una capa larga y negra, la capucha tapaba el rostro de
nuestro salvador, o mas bien debería decir salvadora puesto que
cuando se agacho la vi perfectamente.
-Clarissa,
¿que haces aquí? No deberías salir, es peligroso.
-Debía
protegeros.
En
ese momento Samantha se había abalanzado contra ella y la apretaba
entre sus brazos.
-Lo
siento mucho, lo siento mucho, menos mal que estas viva, te
quiero.-Le decía entre murmullos.
-Tranquila,
estoy bien todo ira bien.
Clarissa
volvió a mirarme, con sus oscuros ojos.
-No
ha muerto solo ha desaparecido volverá en cualquier momento
deberíamos irnos.
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