En
la noche de reyes Samantha salio a la calle, para ver que pasaba a su
alrededor. Su sed de sangre había disminuido con el paso de los
años, pero el agobio de gente hacia que se pusiera nerviosa, así
que empezó a ir por zonas deshabitadas a mirar desde la lejanía,
hasta que escucho a alguien detrás de ella. Su fino oído la había
ayudado a escucharlo antes de que este le pudiera atacar, era otro
cazador de Vampiros, pero era diferente, este tenia los ojos azul
hielo, labios rojos como la sangre y olía tan bien que la boca se le
hacia agua y tuvo que contar hasta 100 para no hincarle el diente.
Consiguió desarmarlo fácilmente, y lo inmovilizo sentándose a
horcajadas sobre el. Entonces se fijo mejor, era muy joven tendría
unos 20 años, la misma edad que ella cuando la convirtieron aunque
ahora mismo tenia 246 años si contaba desde que había nacido hasta
ese momento, el chico era moreno estaba despeinado y sus ojos de
hielo parecían traspasarte hasta el alma.
-Suéltame monstruo
-¿De verdad te parezco un monstruo?
-Eres una de esas criaturas que matan solo por diversión.
-¿Me has visto matar a alguien?¿Te he hecho yo algún daño a ti?
-No
-En algún caso eres tu el que me ha atacado y yo lo único que he hecho a sido desarmarte e inmovilizarte.
-Si pero tu...
-No te confundas, no soy ningún ángel pero tampoco soy un demonio, tan solo soy Samantha, soy inmortal es verdad, pero sobrevivo sin matar a nadie.
-Lo, lo... siento- me dijo mientras aflojaba la sujeción que tenia sobre el, aunque no deje de estar en alerta en ningún momento.
-Yo soy Joseph, siento haberte atacado.-Dijo tendiéndome la mano.
-Encantada, ¿me puedes explicar por que hueles diferente a otros humanos? Tu olor es … ¡¡¡No eres del todo humano!!! ¿que eres?
-Suéltame monstruo
-¿De verdad te parezco un monstruo?
-Eres una de esas criaturas que matan solo por diversión.
-¿Me has visto matar a alguien?¿Te he hecho yo algún daño a ti?
-No
-En algún caso eres tu el que me ha atacado y yo lo único que he hecho a sido desarmarte e inmovilizarte.
-Si pero tu...
-No te confundas, no soy ningún ángel pero tampoco soy un demonio, tan solo soy Samantha, soy inmortal es verdad, pero sobrevivo sin matar a nadie.
-Lo, lo... siento- me dijo mientras aflojaba la sujeción que tenia sobre el, aunque no deje de estar en alerta en ningún momento.
-Yo soy Joseph, siento haberte atacado.-Dijo tendiéndome la mano.
-Encantada, ¿me puedes explicar por que hueles diferente a otros humanos? Tu olor es … ¡¡¡No eres del todo humano!!! ¿que eres?
Justo
en ese momento sucedió algo que ellos no esperaban, apareció
Dimitri. Samantha en un acto reflejo lanzo a Joseph detrás de ella.
Dimitri
es un vampiro con más de dos mil años aunque se conservaba en sus
eternos 17 años que fue la edad a la que fue transformado, era
fuerte, tenia los ojos marrones y el pelo castaño.
-¿Que
haces con ese caramelito de limón?
-Yo
no soy....-Comenzó a decir Joseph.
Antes
de que terminara la frase lo corto Samantha
-No
te acerques a el, es mio.
-No
veo que le hayas mordido así que no tiene aun dueño, ni dueña
-Es
mio
-Samantha
para que sea tuyo debe ceder a que te alimentes de el, sin que lo
hipnotices
-Si
no, es una presa fácil para alimentarnos a los demás, y tu juventud
te impide ganarme en una lucha.
-El
me deja alimentarme de el.
-¿De
verdad?
Me
gire lentamente, deseando que Joseph no huyera, lo mire fijamente a
los ojos, y su olor volvió a embriagarme por completo, no tenia un
olor especifico, pero hacia que todos mis sentidos reaccionasen a el,
deseaba pasar toda la eternidad con el, sabia que no era del todo
mortal pero tampoco era del todo inmortal.
-Es
para hoy, que tengo hambre o cede por voluntad, o es mio.
Lo
mire de reojo y volví a mirar a Joseph
-Lo
siento- dije con mis labios pero sin hacer ningún sonido.
El
me miro a los ojos y asintió, me acerque a su cuello, y su olor me
volvió a atontar, lamí justo encima de la yugular antes de clavar
los colmillos, cuando empece a sentir su sangre en mi interior, le
empece a mandar imágenes para tranquilizarle. Tuve que usar toda mi
fuerza de voluntad para poder separarme de el y no dejarlo seco.
Cuando
conseguí separarme de el, lo tendí suavemente sobre la hierba y
entonces me di cuenta de dos acontecimientos poco habituales, el
primero era que Dimitri había desaparecido, y el segundo aun mas
inquietante era que la luna se había tornado roja pero no un rojo
claro, si no un color tan rojo como la sangre que había bebido de
aquel joven. Entonces fue cuando lo vi, no era del todo humano.
Me
quede sin aliento, le habían salido unas alas blancas en la espalda
y se sostenía en el aire observándome con sus ojos aun mas claros,
no me miraba con odio, ni rechazo, entonces me tendió la mano, y yo
sin temor se la cogí. Estaba desando ver aquello que el quisiera
enseñarme.
-Siento
haberte hecho esto.
-No
lo sientes.
-¿Por
que me siento atraída hacia ti?
-Porque
no eres tan diferente a mi.
-No
lo entiendo, ¿me lo puedes explicar?
-No.
Lo descubrirás a su debido tiempo.
-¡Ja!
¿ A su debido tiempo?¿ Pero tu sabes la edad que tengo?- Dije
arqueando una ceja.
-Si
246 años y dentro de justamente 26 días cumplirás 247.
-¿Por
que me atacaste?
-Debía
saber si de verdad eras quien yo buscaba, solo tu eres capaz de
derrotarme.
-¿Por
que esta la luna roja?
Entonces,
levanto el vuelo arrastrándome con el, volaba al igual que el no
parecía que me cayera era una sensación muy estaña. Me enseño la
vida nocturna desde el cielo. Las luces eran mas bonitas desde allí,
estaba entre estrellas naturales y estrellas artificiales.
“Cuenta
una antigua leyenda que cuando los ángeles lloran, cae una estrella
del cielo, dejando así huérfano el cielo.
Cuando
nace el fruto del amor entre ángeles, nace una constelación.
Cuando
el fruto del amor es entre ángeles y humanos nacen los elegidos,
aquellos que se levantaran en el momento preciso para continuar
manteniendo la balanza.”
-El
problema es que el mal esta intentando que los elegidos se unan a su
bando y así podría hacer que la balanza se inclinara a su favor,
hundiendo así el mundo en una oscuridad absoluta llena de odio y
destrucción.
-¿Y
eso como lo van a hacer? ¿No dice que solo estamos para mantener la
balanza?
-Lo
que hacen es engendrar ellos mismos a humanas y luego utilizar a sus
hijos, pero ello conlleva una espera muy larga así que han decidido
usar otras técnicas. Tu eras una de sus elegidas, algo que yo no
puedo permitir.
-¿Por
que?
-No,
puedo contártelo aun, pero debes confiar en mi.
-Me
dices que confié en ti, pero no me cuentas nada. ¿Por que debería
hacerlo?
-Por
que yo confié en ti y deje que bebieras de mi.
-¿Por
que la luna es roja?- Repetí de nuevo con un soplido de lustración
-La
luna es roja por nosotros y nuestros corazones.
-¿Como?
-Cuando
un elegido derrama sangre a manos de su alma gemela la luna cambia de
color y si la vida del elegido se agota, la luna desaparece del
firmamento dejando el cielo teñido de una total oscuridad.
Vi
que descendía, cuando mire abajo sentí un nudo en mi estomago, no
podía estarme haciendo esto. Note como las lagrimas se me
amontonaban en los ojos, pero no quería llorar, quería saber que
hacíamos allí.
-¡NO,
No, no! ¿Que hacemos aquí?-Le dije intentando mantener las lagrimas
en su sitio, sin derramarse.
-¿Lo
reconoces?
-Por
supuesto es donde vivía antes de que me convirtieran.-Dije perdiendo
la paciencia.
-¿Quien
te convirtió? ¿Que sucedió?
-No
recuerdo nada de entonces. Escuche un ruido y luego desperté días
mas tarde, mis padres habían muerto desangrados, yo estaba encerrada
en el sótano junto a ellos, en la puerta había una nota que decía:
“Bienvenida
al mundo de las tinieblas no salgas en las horas del día o morirás
quemada.
Tu
padre creador”
-Pensé
que yo los había matado en algún momento de locura que no
recordaba.-Dije recordando el peor momento de mi vida.
-Maldito
cabrón. Samantha, tu no mataste a tus padres fue tu creador, quería
que te volvieras como el, tu eres medio ángel, tu madre era humana
pero tu padre era uno de los vigilantes que se convirtió en ángel
caído por haberse enamorado de una humana. Por eso mismo tu tienes
un don y por eso mismo Dimitri mato a tus padres y te convirtió en
Vampiro para que formaras parte del mal.
Entonces
me vi transportada allí. Estaba de rodillas llorando lagrimas de
sangre, abrazada a los cuerpos inmóviles de mis padres, entonces un
grito de dolor surgió de mi interior rompiendo así todos los
cristales de la casa, cuando anocheció huí de allí. Pocos días
después, leí en los periódicos que me buscaban por el asesinato de
mis padres así que desaparecí. Estuve 80 años vagando por el
mundo.
Una
fría noche de invierno llegue a París la ciudad del amor, mientras
paseaba por las oscuras calles conocí a Dimitri, tan joven tan
inofensivo. Pronto descubriría que eso solo era una tapadera, me
enseño a cazar, a alimentarme, a no sentir, pero mi conciencia podía
mas que el hambre, yo no era sanguinaria, no me gustaba la muerte,
cada vez que mataba a alguien para alimentarme, estaba encerrada
meses llorando, viajamos por todo el mundo, nunca estábamos mas de
dos semanas en un mismo estado. Una noche cuando corríamos entre los
arboles del parque Yosemite, escuche el agua caer como una cascada,
me separe de Dimitri en dirección hacia el sonido, cuando llegue, vi
una joven de piel oscura, ojos chocolate y cabellos negros tan largos
que cubrían toda su espalda, se estaba bañando desnuda debajo de la
cascada, me quede allí observándola puesto que a su alrededor había
una cúpula de colores dorados como si de una cortina de oro la
cubriera. Se llamaba Clarissa, era una joven bruja que mas tarde me
enseñaría a sobrevivir sin necesidad de matar a nadie.
-¿Que
piensas?
-En
todo lo que ha pasado desde entonces.
-Tranquila
no tienes que contarme nada lo se casi todo de ti, conozco a
Clarissa.
-¿Como
que la conoces? Desapareció hace 100 años.
-¿Segura?
-Claro
que estoy segura yo estaba allí.
Mi
mente volvió al pasado pero esta vez le mande las imágenes de forma
consciente a Joseph para que pudiera ver lo mismo que yo ya que sabia
que la anterior vez que había viajado a mis recuerdos el había
estado como espectador desde la oscuridad.
Nos
encontrábamos paseando por una playa paradisíaca, de la isla La
Digue. Vimos correr a Clarissa, yo iba detrás de ella, nos dirigimos
al agua, allí estábamos muy tranquilas aunque el calor muchas veces
para mi era asfixiantes creíamos estar seguras, nunca pensamos que
el nos encontraría. Mientras nos bañábamos en la playa llego
Dimitri con 3 vampiros mas a los cuales no conocía, vi que uno de
ellos intentaba cogerla y ella levantaba una cúpula de protección,
pero ellos descubrieron la forma de hacerla bajar sus defensas
atacándome a mi así que Dimitri me cogió del cuello clavándome
las uñas y haciéndome sangrar, cuando ella giro hacia mi perdió
toda su fuerza en un grito lleno de cólera entonces fue cuando los
otros dos vampiros la golpearon dejándola inconsciente y se la
llevaron, yo me revolví contra Dimitri, pero era mas joven que yo.
Entonces el me mordió y bebió de mi, así no volvería ha estar
desaparecida el siempre sabría donde estaba, pues llevaría dentro
de el parte de mi sangre como vampira.
Volví
al presente llorando y manchando así mis ropas con lagrimas de
sangre, caí de rodillas, no podía respirar entonces vi que Joseph
se arrodillaba a mi lado y me abrazaba.
-Samantha
respira por favor, debes escucharme, tan solo respira y presta
atención.
-Clarissa
esta viva, no es la misma pero fue rescatada antes de morir, esta en
nuestra base bajo vigilancia. Dimitri no puede saber que ella vive,
ya que es una gran arma.
-¿Una
gran arma?
-Si,
para los vigilantes y para nosotros.
-¿Los
vigilantes?-Pregunte
-Los
vigilantes son ángeles que están el la tierra para velar los sueños
de los mortales y su vida son como los mortales les llaman los
ángeles de la guarda, tu padre era uno de los mejores hasta que se
enamoro de tu madre. Al hacerlo lo desterraron y se convirtió en un
ángel caído.
-¿Tu
padre también es un ángel caído?-mi curiosidad iba en aumento cada
vez que me contaba algo.
-No.
Es mi madre. Ahora los ángeles caídos y sus hijos como nosotros nos
estamos reuniendo para impedir que el mal se haga mas fuerte.
Me
miro fijamente y sujetándome la cara me beso primero despacio pero
yo necesitaba mas y en ese mismo momento la pasión nos desbordo, nos
costo separarnos pero debíamos continuar, justo en ese mismo momento
escuchamos un fuerte estruendo en la casa.
-¿Que
a sido eso?
-No
lo se, vamos a verlo. Mi casa debería estar deshabitada.
-Ponte
detrás de mi.
-Jajaja
¿que me quede detrás de ti? Joseph soy una vampira.
Nos
acercamos juntos a la puerta y entonces se abrió
En
el umbral de la puerta había un hombre de unos 57 años, robusto,
pelo negro, largo y liso recogido en una coleta y ojos tan azules
como el mar.
-¿Gabriel?-Pregunto
Joseph
-Hola
Joseph.
-¿Que
haces aquí, que te ha pasado? has envejecido-Siguió diciendo yo
estaba muy callada detrás de el.
Entonces
entramos en la casa, y Gabriel cerro la puerta con llave, vi como
Joseph cambiaba de cara, seguí la dirección de sus ojos y vi una
joven pelirroja con el pelo a media melena y ojos negros que llevaba
un arco y un carcaj cargado con flechas de oro, plata y madera ¿quien
seria esa chica? Todo sucedió muy rápido, nos apuntaba con tres
flechas y cuando vi que disparaba Joseph choco contra mi y a su vez
algo choco contra el tirándonos a ambos al suelo.
Cuando
intente incorporarme estaba Joseph encima de mi, peligrosamente cerca
de mis labios, había un cuerpo inmóvil encima de el me asuste al
ver la sangre, pero vi que no pertenecía a ninguno de nosotros dos
si no que pertenecía a Gabriel, había dado la vida por nosotros y
eso que a mi no me conocía. Mas allá de los cuerpos busque a la
joven, pero en su lugar vi una sombra con una capa negra la capucha
le tapaba el rostro .
-Clarissa,
¿que haces aquí? No deberías salir, es peligroso.-Dijo Joseph
-Debía
protegeros.
En
ese me lance y la abrace con fuerza, no podía ser verdad mi amiga,
mi hermana había vuelto, para salvarme de nuevo.
-Lo
siento mucho, lo siento mucho, menos mal que estas viva, te quiero.-
-Tranquila,
estoy bien todo ira bien.
Entonces
note como se ponía rígida y miraba a Joseph
-No
ha muerto solo ha desaparecido volverá en cualquier momento
deberíamos irnos.
Cuando
salimos no estaba la luna, en su lugar había un eclipse, que dejaba
el cielo en una total oscuridad.
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