Amor
en las sombras
Samy
S.Lynn
©Textos
Samy S.Lynn (Sandra Marín Sáez) 2014
Obra
registrada, no se permite la reproducción total o parcial de este
libro sin permiso de la autora.
Sinopsis:
Samantha
y Margareth son amigas desde pequeñas siempre les ha gustado la
investigación, en un principio querían entrar a la policía pero
pensaron que entonces debían obedecer a las personas que estuvieran
sobre ellas cosa que no pensaban hacer. Así que ambas montaron una
agencia de detectives, en la cual el sexo femenino era el
predominante, quien mejor para adentrarse en un caso que una mujer,
somos inteligentes, sensuales, y muy malvadas. Sheyna también
pertenece al su grupo pero a diferencia de ellas, siempre a querido
ser una actriz famosa, sus deseos la llevaran a adentrarse en un
mundo lleno de dolor, drogas y trata de blancas.
Derek
y Gabriel son dos policías atractivos que las llevaran por la calle
de amargura.
Una
novela llena de pasión, sexo y drama.
1,
Samantha
Encerrada
en mi despacho intento ordenar el caos de papeles que tengo sobre la
mesa. Todo me recuerda a aquella pesadilla, tal vez debería
quemarlos, y seria un recuerdo menos, pero aun así quedarían mis
cicatrices para recordarme aquel error.
—¡Samantha
no tengo ni idea de donde esta Sheyna! — grita Margareth entrando
en mi despacho de golpe— hace más de quince días que no se nada
de ella
—Pasa
Margareth y ponte cómoda —respondo exasperada, pues no hay cosa
que más me moleste que el hecho de que entren en mi despacho sin
tocar y gritando—. Cuéntame, ¿qué sucede?
—Como
te estaba diciendo, Sheyna ha desaparecido
—¿Estas
segura? Mira que como bien sabes ella esta obsesionada con ser actriz
y ese loco sueño la lleva a desaparecer durante largos periodos de
tiempo
—Pero
siempre lleva el móvil encima. He estado en su casa, parece que no
ha pasado en semanas. Además el móvil lleva días apagado la última
vez que hable con ella fue hace 15 días y me dijo que se iba con un
tal Matt. Que le había dicho que seria una actriz fantástica. Estoy
segura que le ha pasado algo.
—Margareth,
¿ahora te dedicas a entrar en casas ajenas?
—Samantha,
sabes que de normal no me equivoco
—Vale,
tienes razón. Es un poco extraño lo miraremos
—Gracias
—dice más tranquila —. ¿En que estabas trabajando cuando he
entrado?
—Estaba
revisando el caso de la familia Martinez
—Uff...,
ese caso es mejor no recordarlo. Todo salio mal.
“Un
año antes...
Llegamos
a Madrid con el encargo de encontrar y recuperar a Juan Martinez, el
cual supuestamente trabaja para la familia Montenegro una de las más
importantes de la mafia argentina. Cuando logramos encontrar a Juan
no esta exactamente trabajando para ellos si no que es usado
cruelmente como esclavo, lo drogan para que obedezca cualquier orden.
Durante meses estamos observando los pasos que siguen. Uno de los
sale salia siempre a la misma discoteca, con un grupo de amigos que
se dedica a jugar con los más débiles, la diversión más habitual
entre ellos es la de dar palizas a los chicos y si estos tienen
pareja las violan
Salimos
de la discoteca en dirección a la casa que tenemos alquilada, cuando
dos coches negros nos empiezan a seguir, a pesar de que intento
perderles uno de ellos consigue ponerse delante y cortarnos el paso
haciendo que nos paremos en seco para no empotrarnos con el pequeño
Ford Ka que hemos alquilado
Vemos
salir cuatro hombres vestidos de negro y con pasamontañas, vienen en
dirección a nosotras, cuando intento arrancar vemos que sacan armas.
—Señoritas
salgan del vehículo muy despacio y con las manos en alto —dice uno
de los hombres con un fuerte acento sudamericano
Salimos
despacio del coche levantando las manos. No podemos hacer nada son
demasiados y ademas están armados. En cuanto estamos fuera nos
cubren los ojos con unos trapos llenos de grasa, que huelen a
gasolina y seguidamente nos meten en uno de los coches. «Por lo
menos estamos juntas» pienso.
Después
de lo que parece una eternidad el coche se detiene
—Hemos
llegado —dice el primer hombre
Nos
sacan del vehículo y nos arrastran por lo que parece un camino de
tierra con demasiados baches y piedras. Subimos media docena de
escalones, que al tacto de los zapatos parecen ser de piedra,
escuchamos como abren una puerta que chirría de una forma
terrorífica, hemos entrado a algún sitio seguimos con los ojos
tapados. Cuando creemos que ya se ha terminado escuchamos abrir una
segunda puerta y nos empujan hacia ella.
—Cuidado
con los escalones, no queremos que el jefe se encuentre la mercancía
dañada —dice otro de los captores
Bajamos
las escaleras empujadas por los individuos, son de madera, están
sucias y crujen a cada paso que damos. Habrán más de una veintena
de escalones cuando más abajo estamos más huele a humedad y polvo,
aun así no tardamos en llegar, por fin nos quitan los tramos de los
ojos y podemos ver qué nos depara el futuro, uno que parece muy
oscuro. Ante nuestros ojos se abre paso una gran mazmorra llena de
artículos de tortura y varias celdas con grandes puertas de hierro
en las que solo hay una pequeña ventana con barrotes y vistas a lo
que podría denominarse sala de tortura al estilo de la inquisición
Pasan
los días de tal forma que pierdo la noción del tiempo, no se si es
de día o de noche, no se en que día estamos, cuanto tiempo llevamos
aquí, las torturas cada vez son más largas y continuas, tal vez no
haya un mañana ahora mismo seria el mejor regalo que podría
recibir.
Con
cada golpe siento que mis entrañas se desgarran, mi respiración
acelerada hace que este más cerca de mi ultimo aliento. Miro a
Margareth y me siento culpable. Si le hubiera hecho caso ahora mismo
no estaríamos así. No, yo quería adentrarme un poco más averiguar
que escondían Dimitri y su familia y ahora lo estoy viviendo en
primera persona, un propio mundo de tortura, experimentos con seres
humanos que estoy sintiendo en mis propias carnes. Mis labios
agrietados por el frio, mi cuerpo debilitado por la falta de
alimentos y agua, me lo recuerdan a cada segundo. ¿Cuantos días
llevamos sin beber?¿y sin comer? Margareth ya no reacciona, no abre
los ojos, y su respiración es tan débil que a veces pienso que la
he perdido.
Escucho
un ruido en la parte de arriba, ¿son disparos? Mi corazón se
acelera y el miedo me bloquea cuando escucho que alguien baja a toda
prisa las escaleras.
Cierro
los ojos con fuerza, ha llegado nuestra hora, nuestros últimos
instantes de vida. Escucho como abren la puerta de la celda donde nos
tienen encerradas.
—Desencadenadlas
y sacadlas de aquí. Vosotros llamad a emergencias y decir que hay
dos supervivientes. Pero que se den prisa, porque están muy mal
heridas. El equipo A que vaya a revisar las otras celdas.
—Jefe
no podemos cortar las cadenas
—Por
dios, ¡sois una panda de inútiles! ¡Gab! Encárgate de la que esta
en el suelo, yo soltaré a la de la pared
—¡A
la orden!
—Vosotros
id con el equipo de superficie a peinar la zona.
Noto
como alguien sujeta mi cuerpo mientras abren las esposas que me
sujetan a la pared. Cuando abro los ojos me topo con una mirada de un
azul tan claro que parece gris, su rostro esta tapado por un
pasamontañas y va vestido con lo que parece un uniforme totalmente
negro.
—¡No
me toques! —Grito notando sus fuertes manos sujetándome
—Señorita
necesita ayuda
—Sí,
claro y como se que sois de los buenos
—Señorita
pertenecemos al equipo especial de policía
—Sí,
claro y yo soy Bella de “Crepúsculo”, no te jode.
—Al
final los supuestos policías resultaron serlo de verdad y nos
dejaron en una ambulancia que rápidamente nos llevo al hospital
donde pasamos más de dos meses ingresadas —respondí a Margareth
saliendo de mis pensamientos
—Sí,
y como recuerdo de ello tengo varias cicatrices.
Recojo
todos los papeles que hay sobre la mesa de forma apresurada. Es
verdad, no es un gran recuerdo.
—Te
apetece que bajemos al café Cabana a tomarnos un café y lo
hablamos todo
—Sí,
creo que me vendrá bien un café con leche.
Salimos
del despacho cogiendo los bolsos y los abrigos, dejamos un papel
pegado en la puerta en el que se puede leer:
“Volvemos
en 15 minutos estamos en Café Cabana”
xDDDDD la referencia final a Bella me ha matado. Buenísimo.
ResponderEliminarUn gran primer capítulo :D.