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jueves, 17 de enero de 2013

ECLIPSE DE LUNA (Samantha)



En la noche de reyes Samantha salio a la calle, para ver que pasaba a su alrededor. Su sed de sangre había disminuido con el paso de los años, pero el agobio de gente hacia que se pusiera nerviosa, así que empezó a ir por zonas deshabitadas a mirar desde la lejanía, hasta que escucho a alguien detrás de ella. Su fino oído la había ayudado a escucharlo antes de que este le pudiera atacar, era otro cazador de Vampiros, pero era diferente, este tenia los ojos azul hielo, labios rojos como la sangre y olía tan bien que la boca se le hacia agua y tuvo que contar hasta 100 para no hincarle el diente. Consiguió desarmarlo fácilmente, y lo inmovilizo sentándose a horcajadas sobre el. Entonces se fijo mejor, era muy joven tendría unos 20 años, la misma edad que ella cuando la convirtieron aunque ahora mismo tenia 246 años si contaba desde que había nacido hasta ese momento, el chico era moreno estaba despeinado y sus ojos de hielo parecían traspasarte hasta el alma.


-Suéltame monstruo
-¿De verdad te parezco un monstruo?
-Eres una de esas criaturas que matan solo por diversión.
-¿Me has visto matar a alguien?¿Te he hecho yo algún daño a ti?
-No
-En algún caso eres tu el que me ha atacado y yo lo único que he hecho a sido desarmarte e inmovilizarte.
-Si pero tu...
-No te confundas, no soy ningún ángel pero tampoco soy un demonio, tan solo soy Samantha, soy inmortal es verdad, pero sobrevivo sin matar a nadie.
-Lo, lo... siento- me dijo mientras aflojaba la sujeción que tenia sobre el, aunque no deje de estar en alerta en ningún momento.
-Yo soy Joseph, siento haberte atacado.-Dijo tendiéndome la mano.
-Encantada, ¿me puedes explicar por que hueles diferente a otros humanos? Tu olor es … ¡¡¡No eres del todo humano!!! ¿que eres?

Justo en ese momento sucedió algo que ellos no esperaban, apareció Dimitri. Samantha en un acto reflejo lanzo a Joseph detrás de ella.
Dimitri es un vampiro con más de dos mil años aunque se conservaba en sus eternos 17 años que fue la edad a la que fue transformado, era fuerte, tenia los ojos marrones y el pelo castaño.

-¿Que haces con ese caramelito de limón?
-Yo no soy....-Comenzó a decir Joseph.
Antes de que terminara la frase lo corto Samantha
-No te acerques a el, es mio.
-No veo que le hayas mordido así que no tiene aun dueño, ni dueña
-Es mio
-Samantha para que sea tuyo debe ceder a que te alimentes de el, sin que lo hipnotices
-Si no, es una presa fácil para alimentarnos a los demás, y tu juventud te impide ganarme en una lucha.
-El me deja alimentarme de el.
-¿De verdad?
Me gire lentamente, deseando que Joseph no huyera, lo mire fijamente a los ojos, y su olor volvió a embriagarme por completo, no tenia un olor especifico, pero hacia que todos mis sentidos reaccionasen a el, deseaba pasar toda la eternidad con el, sabia que no era del todo mortal pero tampoco era del todo inmortal.

-Es para hoy, que tengo hambre o cede por voluntad, o es mio.

Lo mire de reojo y volví a mirar a Joseph

-Lo siento- dije con mis labios pero sin hacer ningún sonido.

El me miro a los ojos y asintió, me acerque a su cuello, y su olor me volvió a atontar, lamí justo encima de la yugular antes de clavar los colmillos, cuando empece a sentir su sangre en mi interior, le empece a mandar imágenes para tranquilizarle. Tuve que usar toda mi fuerza de voluntad para poder separarme de el y no dejarlo seco.

Cuando conseguí separarme de el, lo tendí suavemente sobre la hierba y entonces me di cuenta de dos acontecimientos poco habituales, el primero era que Dimitri había desaparecido, y el segundo aun mas inquietante era que la luna se había tornado roja pero no un rojo claro, si no un color tan rojo como la sangre que había bebido de aquel joven. Entonces fue cuando lo vi, no era del todo humano.
Me quede sin aliento, le habían salido unas alas blancas en la espalda y se sostenía en el aire observándome con sus ojos aun mas claros, no me miraba con odio, ni rechazo, entonces me tendió la mano, y yo sin temor se la cogí. Estaba desando ver aquello que el quisiera enseñarme.

-Siento haberte hecho esto.
-No lo sientes.
-¿Por que me siento atraída hacia ti?
-Porque no eres tan diferente a mi.
-No lo entiendo, ¿me lo puedes explicar?
-No. Lo descubrirás a su debido tiempo.
-¡Ja! ¿ A su debido tiempo?¿ Pero tu sabes la edad que tengo?- Dije arqueando una ceja.
-Si 246 años y dentro de justamente 26 días cumplirás 247.
-¿Por que me atacaste?
-Debía saber si de verdad eras quien yo buscaba, solo tu eres capaz de derrotarme.
-¿Por que esta la luna roja?
Entonces, levanto el vuelo arrastrándome con el, volaba al igual que el no parecía que me cayera era una sensación muy estaña. Me enseño la vida nocturna desde el cielo. Las luces eran mas bonitas desde allí, estaba entre estrellas naturales y estrellas artificiales.
Cuenta una antigua leyenda que cuando los ángeles lloran, cae una estrella del cielo, dejando así huérfano el cielo.
Cuando nace el fruto del amor entre ángeles, nace una constelación.
Cuando el fruto del amor es entre ángeles y humanos nacen los elegidos, aquellos que se levantaran en el momento preciso para continuar manteniendo la balanza.”


-El problema es que el mal esta intentando que los elegidos se unan a su bando y así podría hacer que la balanza se inclinara a su favor, hundiendo así el mundo en una oscuridad absoluta llena de odio y destrucción.

-¿Y eso como lo van a hacer? ¿No dice que solo estamos para mantener la balanza?

-Lo que hacen es engendrar ellos mismos a humanas y luego utilizar a sus hijos, pero ello conlleva una espera muy larga así que han decidido usar otras técnicas. Tu eras una de sus elegidas, algo que yo no puedo permitir.

-¿Por que?

-No, puedo contártelo aun, pero debes confiar en mi.

-Me dices que confié en ti, pero no me cuentas nada. ¿Por que debería hacerlo?

-Por que yo confié en ti y deje que bebieras de mi.

-¿Por que la luna es roja?- Repetí de nuevo con un soplido de lustración

-La luna es roja por nosotros y nuestros corazones.

-¿Como?

-Cuando un elegido derrama sangre a manos de su alma gemela la luna cambia de color y si la vida del elegido se agota, la luna desaparece del firmamento dejando el cielo teñido de una total oscuridad.

Vi que descendía, cuando mire abajo sentí un nudo en mi estomago, no podía estarme haciendo esto. Note como las lagrimas se me amontonaban en los ojos, pero no quería llorar, quería saber que hacíamos allí.

-¡NO, No, no! ¿Que hacemos aquí?-Le dije intentando mantener las lagrimas en su sitio, sin derramarse.
-¿Lo reconoces?
-Por supuesto es donde vivía antes de que me convirtieran.-Dije perdiendo la paciencia.
-¿Quien te convirtió? ¿Que sucedió?
-No recuerdo nada de entonces. Escuche un ruido y luego desperté días mas tarde, mis padres habían muerto desangrados, yo estaba encerrada en el sótano junto a ellos, en la puerta había una nota que decía:

Bienvenida al mundo de las tinieblas no salgas en las horas del día o morirás quemada.

Tu padre creador”

-Pensé que yo los había matado en algún momento de locura que no recordaba.-Dije recordando el peor momento de mi vida.

-Maldito cabrón. Samantha, tu no mataste a tus padres fue tu creador, quería que te volvieras como el, tu eres medio ángel, tu madre era humana pero tu padre era uno de los vigilantes que se convirtió en ángel caído por haberse enamorado de una humana. Por eso mismo tu tienes un don y por eso mismo Dimitri mato a tus padres y te convirtió en Vampiro para que formaras parte del mal.

Entonces me vi transportada allí. Estaba de rodillas llorando lagrimas de sangre, abrazada a los cuerpos inmóviles de mis padres, entonces un grito de dolor surgió de mi interior rompiendo así todos los cristales de la casa, cuando anocheció huí de allí. Pocos días después, leí en los periódicos que me buscaban por el asesinato de mis padres así que desaparecí. Estuve 80 años vagando por el mundo.

Una fría noche de invierno llegue a París la ciudad del amor, mientras paseaba por las oscuras calles conocí a Dimitri, tan joven tan inofensivo. Pronto descubriría que eso solo era una tapadera, me enseño a cazar, a alimentarme, a no sentir, pero mi conciencia podía mas que el hambre, yo no era sanguinaria, no me gustaba la muerte, cada vez que mataba a alguien para alimentarme, estaba encerrada meses llorando, viajamos por todo el mundo, nunca estábamos mas de dos semanas en un mismo estado. Una noche cuando corríamos entre los arboles del parque Yosemite, escuche el agua caer como una cascada, me separe de Dimitri en dirección hacia el sonido, cuando llegue, vi una joven de piel oscura, ojos chocolate y cabellos negros tan largos que cubrían toda su espalda, se estaba bañando desnuda debajo de la cascada, me quede allí observándola puesto que a su alrededor había una cúpula de colores dorados como si de una cortina de oro la cubriera. Se llamaba Clarissa, era una joven bruja que mas tarde me enseñaría a sobrevivir sin necesidad de matar a nadie.

-¿Que piensas?
-En todo lo que ha pasado desde entonces.
-Tranquila no tienes que contarme nada lo se casi todo de ti, conozco a Clarissa.
-¿Como que la conoces? Desapareció hace 100 años.
-¿Segura?
-Claro que estoy segura yo estaba allí.
Mi mente volvió al pasado pero esta vez le mande las imágenes de forma consciente a Joseph para que pudiera ver lo mismo que yo ya que sabia que la anterior vez que había viajado a mis recuerdos el había estado como espectador desde la oscuridad.

Nos encontrábamos paseando por una playa paradisíaca, de la isla La Digue. Vimos correr a Clarissa, yo iba detrás de ella, nos dirigimos al agua, allí estábamos muy tranquilas aunque el calor muchas veces para mi era asfixiantes creíamos estar seguras, nunca pensamos que el nos encontraría. Mientras nos bañábamos en la playa llego Dimitri con 3 vampiros mas a los cuales no conocía, vi que uno de ellos intentaba cogerla y ella levantaba una cúpula de protección, pero ellos descubrieron la forma de hacerla bajar sus defensas atacándome a mi así que Dimitri me cogió del cuello clavándome las uñas y haciéndome sangrar, cuando ella giro hacia mi perdió toda su fuerza en un grito lleno de cólera entonces fue cuando los otros dos vampiros la golpearon dejándola inconsciente y se la llevaron, yo me revolví contra Dimitri, pero era mas joven que yo. Entonces el me mordió y bebió de mi, así no volvería ha estar desaparecida el siempre sabría donde estaba, pues llevaría dentro de el parte de mi sangre como vampira.

Volví al presente llorando y manchando así mis ropas con lagrimas de sangre, caí de rodillas, no podía respirar entonces vi que Joseph se arrodillaba a mi lado y me abrazaba.

-Samantha respira por favor, debes escucharme, tan solo respira y presta atención.
-Clarissa esta viva, no es la misma pero fue rescatada antes de morir, esta en nuestra base bajo vigilancia. Dimitri no puede saber que ella vive, ya que es una gran arma.
-¿Una gran arma?
-Si, para los vigilantes y para nosotros.

-¿Los vigilantes?-Pregunte
-Los vigilantes son ángeles que están el la tierra para velar los sueños de los mortales y su vida son como los mortales les llaman los ángeles de la guarda, tu padre era uno de los mejores hasta que se enamoro de tu madre. Al hacerlo lo desterraron y se convirtió en un ángel caído.
-¿Tu padre también es un ángel caído?-mi curiosidad iba en aumento cada vez que me contaba algo.
-No. Es mi madre. Ahora los ángeles caídos y sus hijos como nosotros nos estamos reuniendo para impedir que el mal se haga mas fuerte.

Me miro fijamente y sujetándome la cara me beso primero despacio pero yo necesitaba mas y en ese mismo momento la pasión nos desbordo, nos costo separarnos pero debíamos continuar, justo en ese mismo momento escuchamos un fuerte estruendo en la casa.

-¿Que a sido eso?
-No lo se, vamos a verlo. Mi casa debería estar deshabitada.
-Ponte detrás de mi.
-Jajaja ¿que me quede detrás de ti? Joseph soy una vampira.

Nos acercamos juntos a la puerta y entonces se abrió

En el umbral de la puerta había un hombre de unos 57 años, robusto, pelo negro, largo y liso recogido en una coleta y ojos tan azules como el mar.

-¿Gabriel?-Pregunto Joseph
-Hola Joseph.
-¿Que haces aquí, que te ha pasado? has envejecido-Siguió diciendo yo estaba muy callada detrás de el.

Entonces entramos en la casa, y Gabriel cerro la puerta con llave, vi como Joseph cambiaba de cara, seguí la dirección de sus ojos y vi una joven pelirroja con el pelo a media melena y ojos negros que llevaba un arco y un carcaj cargado con flechas de oro, plata y madera ¿quien seria esa chica? Todo sucedió muy rápido, nos apuntaba con tres flechas y cuando vi que disparaba Joseph choco contra mi y a su vez algo choco contra el tirándonos a ambos al suelo.

Cuando intente incorporarme estaba Joseph encima de mi, peligrosamente cerca de mis labios, había un cuerpo inmóvil encima de el me asuste al ver la sangre, pero vi que no pertenecía a ninguno de nosotros dos si no que pertenecía a Gabriel, había dado la vida por nosotros y eso que a mi no me conocía. Mas allá de los cuerpos busque a la joven, pero en su lugar vi una sombra con una capa negra la capucha le tapaba el rostro .

-Clarissa, ¿que haces aquí? No deberías salir, es peligroso.-Dijo Joseph
-Debía protegeros.

En ese me lance y la abrace con fuerza, no podía ser verdad mi amiga, mi hermana había vuelto, para salvarme de nuevo.

-Lo siento mucho, lo siento mucho, menos mal que estas viva, te quiero.-
-Tranquila, estoy bien todo ira bien.

Entonces note como se ponía rígida y miraba a Joseph

-No ha muerto solo ha desaparecido volverá en cualquier momento deberíamos irnos.

Cuando salimos no estaba la luna, en su lugar había un eclipse, que dejaba el cielo en una total oscuridad.

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